27 de junio de 2015

Sentada en la silla de algún bar, veo a la gente pasar durante horas sin parar, hablando de desgracias y alegrías, de tristezas y sonrisas. Pero a pocos veo hablar del paso del tiempo, del correr de las horas, de lo breve que es la vida y cuanto deberíamos aprovecharla, porque hoy estamos aquí y mañana a saber donde estaremos. Puede que estemos con la misma rutina de nuestro día a día o simplemente podemos coger un automóvil, dirección hacia ninguna parte y cambiar el destino que teníamos ya marcado en la frente de cada uno. Nacer, estudiar, trabajar, enamorarte, casarte, formar una familia y morir. Está todo demasiado pautado, si pensáramos un poco más las cosas y nos pusiéramos un poco más locos y menos cuerdos, aprenderíamos a vivir la vida un poco más, a disfrutar cada segundo como si fuera el último. Y es que por cada decisión que tomemos estamos escribiendo nuestro propio futuro, por eso vive y deja vivir.
Y después de unos segundos de ahogarme en mis pensamientos el camarero me preguntó:
-¿Que te pongo?
-Ponme una sonrisa, por favor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario