28 de febrero de 2015

Personajes secundarios de algún escritor de prosa.

Hay días en los que las mañanas no lo son tanto si al mirar a tu alrededor descubres una mirada furtiva, recién llegada para venir y abrazarte hasta el pozo más hondo de todo esto que nosotros llamamos vida ¿Sabéis ese momento en el que las derrotas nos pueden y llega alguien para hacer que el dolor, se convierta en un personaje secundario? Que con la mínima sonrisa, convierta la tuya en un diamante y dicen por ahí que no se pueden rayar a no ser con otro diamante, así somos las personas ¿No creéis? Cuando pensamos que alguien se convierte en nuestro fuerte y a parte de serlo es también quien más puede dañarnos. Pero al fin y al cabo, buscamos felicidad y rosas en donde nos clavan las mismas espinas y prosas. Y dicen, que la felicidad y el amor es de masocas pero no se dan de cuenta de que lo que nos mata nos hace más fuerte, de que la vida es levantar la cabeza si caes y querer, no mucho pero si bien. Que la vida es eso, tirarse de cabeza al acantilado de unos ojos que lo dicen todo. Pero también es esconderse por miedo al fracaso, por miedo a no escuchar las mismas palabras que nosotros queremos decir. Que la vida es un cuento lleno de escenas, que quedaron en el aire por miedo a ser olvidadas. Y yo quiero que mi corazón se proclame vencedor de guerras indomables y no acabe por ser un simple cantautor de tercera. Y que no digan que no, nosotros somos los personajes principales de nuestra propia historia.

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