8 de marzo de 2016

Me gustaría recordar la primera vez que vi esos ojos oscuros pero tan vivos que a día de hoy amo, y que alguien me lo diga porque ni yo misma lo recuerdo. Deberían diagnosticarme alzheimer pero por culpa de sus besos que me hacen olvidar todo lo demás, quien me diría a mi que los días se hacen polvo con cada segundo que paso pero a su lado y cada mirada se convierte en agua, como la que está callendo ahí fuera en medio de tanta tormenta, pero tu no eres tormenta, lo soy yo.
¿Y qué si soy tormenta y tú mi luz, mi claro, mi rayo de sol? Podríamos ser tantas cosas buenas y tantas malas. Pero tú eres tú, con tu olor a café por las mañanas en resacas infinitas y con tu manera de agarrar el cigarro como si se fuera a escapar de un suspiro o una calada. Tú siendo yo con tus caricias y tus te quiero que sé que cada día se convierten en nuestros 'más'.Yo siendo tu sin más y sin menos, como el polo sur y el norte, tan fríos, tan equidistantes y tan atrayentes. Como el agua a la tierra, como los periquitos, como la luna y el sol, como la llave y la cerradura. Podría decir tantas cosas que se nos parecen pero creo que no existe tal perfección hecha ni tanta compenetración como la tuya, la mía, la nuestra. Me gustaría recordar el primer instante, la primera mirada, el primer encuentro de sonrisas que te grita a kilómetros que algo sucederá, que un futuro no incierto se acerca y que el sol vuelve a salir a pesar de la tormenta.

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